Un día a Lía, le colgaron una etiqueta, al principio era muy pequeña, pero a medida que pasaba el tiempo la etiqueta fue haciéndose cada vez más y más grande.
Como la etiqueta era realmente fea, alguién decidió cambiarla de forma y de color, la colgaron adornos e incluso le inscrustaron piedras preciosas, pero la etiqueta cada día era más y más grande y más y más pesada.
Y a Lía se le hacía cada vez más y más difícil de transportar.
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